Es un
proceso en cual las ideas, creencias y expectativas que tienen unas personas
sobre nosotros acaban influyendo tanto
en nuestra conducta que, al final,
tendemos a realizarlas.
Este efecto es muy común, de hecho, no es
descabellado afirmar que en nuestra vida cotidiana suceden actos porque,
consciente o inconscientemente, estamos respondiendo a lo que las personas que
nos rodean esperan de nosotros, tanto en confirmó conductas buenas como malas. Por
ello en psicología este efecto fue estudiado por numerosos investigadores. Uno de
los más conocidos fue el que llevaron a cabo en 1968 Rosenthal y Jacobson , bajo el título Pigmalión en el
aula.
El estudio consistía en comunicar a los profesores
de primaria que a sus alumnos se les había administrado un test que evaluaba sus capacidades individuales, después
se les dijo a los maestro cuales obtuvieron los mejores resultados,
advirtiéndoles a ellos que esos alumnos tendrían el mejor rendimiento de clase; Así fue, ocho meses después se confirmó
que el rendimiento de esos muchachos fue mucho mayor que el del resto. Lo
interesante de este estudio es que en realidad nunca se pasó ese cuestionario,
y los alumnos fueron elegidos al azar sin tener en cuenta sus capacidades. Por
tanto a partir de las observaciones del estudio
se constató que los maestros se crearon tan alta expectativa sobre esos
alumnos que actuaron a favor de su cumplimiento. Cabe destacar que muchos otros
estudios llevados en los últimos años
confirman este efecto.
También se ha demostrado científicamente que cuando ocurre el efecto Pigmalión de forma positiva
nuestro sistema límbico acelera la velocidad de nuestro pensamiento, incrementa
nuestra lucidez y nuestra energía, y como consecuencia, nuestra atención,
eficacia y eficiencia. Este efecto es muy común, de hecho, no es descabellado
afirmar que en nuestra vida cotidiana suceden actos porque, consciente o
inconscientemente, estamos respondiendo a lo que las personas que nos rodean
esperan de nosotros, tanto en conductas buenas como malas.
Por tanto es importante que las personas confíen en
otras, ya que la confianza que los demás tengan sobre nosotros puede servir de
trampolín para alcanzar objetivos difíciles. Las profecías tienden a realizarse
cuando existe un fuerte deseo que las impulsa.
Espero que saber esto os sirva para contagiar confianza a vuestra gente, animarles y
elogiarles y no caer, en algo tan común, como dudar, criticar o poner
malas etiquetas a vuestros hijos,
alumnos, familiares, amigos etc.