jueves, 27 de marzo de 2014

ELECCIÓN DE PAREJA ¿POR QUÉ UNA PERSONA SI Y OTRA NO?


Ha llegado la primavera y como se suele decir “la primavera la sangre altera”, en este periodo de tiempo para muchas personas es la época idónea para ligar y enamorarse. Es por ello que en éste momento es cuando más solemos preguntarnos : ¿ Por qué me gusta ese chico/a o no otro/a?,¿qué factores determinan la atracción y elección de pareja?.


                                         

En esta entrada de blog, teniendo en cuenta el punto de vista de la cultura occidental, os resuelvo esas dudas mostrando los factores que influyen en la elección de una pareja a continuación:

Atractivo biológico: Este tipo de atracción se produce por las feromonas, estas son sustancias químicas que despide la piel formando nuestro olor corporal. Ese olor, característico de nuestro cuerpo, es olido por los demás de forma inconsciente e influye, de manera significativa, en la atracción y deseo sexual de un individuo hacia otro o bien en su rechazo si el olor no es de nuestro agrado.

Atractivo físico: El atractivo físico de una persona es especialmente importante en los primeros encuentros con otra persona, siendo este un factor de más relevancia, generalmente, para el sexo masculino a la hora de elegir pareja. Es importante comentar que los rasgos atractivos en un hombre difieren de los rasgos que son atractivos en una mujer, por tanto los analizare por separado:

§  Atractivo físico en un hombre: El atractivo físico del hombre se compone de: estructura corporal atlética, espalda ancha, pómulos prominentes y mandíbula ancha.

§  Atractivo físico en una mujer: pechos grandes, culo respingón y el cuerpo con curvas, es decir, un cuerpo en el que los hombros y las caderas sean en proporción más anchos que la cintura. Este tipo de cuerpo es el preferido en todas las culturas, lo que se diferencia de una cultura a otra es el nivel de volumen y grasa corporal deseado. Otros rasgos a tener en cuenta en el atractivo de la mujer son los del rostro, el rostro atractivo es aquel que cuenta con ojos grandes, nariz y barbilla pequeña, amplia separación entre los ojos, pómulos prominentes, cejas altas y pupilas grandes.

 Por último comentaros que hay un rasgo atractivo tanto en los hombres como en las mujeres, ese rasgo es la asimetría, es decir, esto es la igualdad del cuerpo en un lado y otro, cuando la persona más igualdad guarda entre su lado derecho e izquierdo más atractiva resulta.

Ahora, una vez explorados los componentes de la atracción biológicos y físicos, vamos a centrarnos en los componentes psicológicos de la atracción, estos son:

 Familiaridad: Las personas que nos  resultan familiares (nos recuerdan a allegados que queremos), o las personas con las que tenemos más trato en el día a día nos resultan más atrayentes, ya que las solemos ver cómo menos peligrosas y las relaciones con ellas las consideramos más fáciles y seguras.

Semejanza: Conforme se incrementa la semejanza entre las personas se incrementa la atracción, especialmente cuando la semejanza se produce en una dimensión importante para el receptor. Nos sentimos claramente atraídos por personas con las que compartimos grupo étnico, edad, nivel cultural, ideas, actitudes, aficiones iguales o parecidas y, sobre todo, con los que compartimos valores. A esta semejanza hay que añadirle la semejanza que tiene una persona a nuestro yo ideal compuesto por todo aquello que aspiramos llegar a ser; cuando una persona se asemeja a nuestro yo ideal resulta muy atractiva para nosotros y mayor calidad se genera en la relación.

Reciprocidad: Es importante para una relación que nos sintamos correspondidos por la otra persona, es decir, que sintamos que siente lo mismo por nosotros que nosotros por ellos y que recibamos de ellos lo que nosotros damos, sea cariño, detalles, cumplidos etc.

Cabe señalar que todos estos componentes, tanto físicos como psicológicos, cada persona les damos un valor, es decir, cada persona valoramos de manera diferente cada uno de ellos siendo más importantes para nosotros unos u otros a la hora de la atracción o de una relación sentimental. La forma en que lo valoremos depende de nuestra personalidad, contexto, cultura entre otras variables.



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